Un cambio de perspectiva en mi vida me ofrece la posibilidad de adentrarme en el mar de emociones que componen mi mundo.
Mi misión es inspirarte a vivir una vida feliz y en paz los 365 días del año.
Durante años estuve buscando la felicidad en el lugar equivocado, lo buscaba en lo que los demás pensaban de mi, en tener un cuerpo perfecto, en irme de vacaciones a un lugar precioso, en tener un buen sueldo, y así tantas otras cosas…
Me gusta pensar que al leer estas historias, estos poemas, te acerco a ese lugar donde habita el niño que un día fuiste. Entras al baúl donde atesoras los momentos de placer en los que el mero hecho de comer un helado, contemplar una hormiga, un pájaro, disfrutar del vaivén de las olas, significa que el tiempo se detiene y gozas con ello, sin tener en mente qué vas a hacer al momento siguiente.
A menudo cito una línea particular de una película que se me ha quedado grabada a lo largo de mis décadas de escritura de novelas: «Si tu escritura no te mantiene despierto por las noches, tampoco mantendrá despierto a nadie más».
- Un deleite en el idioma. Tal vez sea solo yo, porque me encantan las palabras y jugar con el lenguaje. Me encanta un hermoso giro de frase. Puedo decir cuándo un escritor realmente ama las palabras y se deleita en la elaboración de oraciones que son perfectas. Los escritores aficionados y los escritores que carecen de pasión tienden a inclinarse más hacia la forma sencilla o tipo fórmula de estructurar oraciones y escenas (y tramas).
La escritura puede ser funcional, suficiente, bien elaborada, pero todo está en la superficie, como un brillo. No hay profundidad. Lo sé, muchos best sellers son así y muchos lectores quieren ese tipo de libros. No buscan pasión. Para mí, es como la diferencia entre la comida rápida que te llena momentáneamente y una comida con clase que realmente satisface (y el recuerdo de esa comida perdura).
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